Aquel que tiene Shin nunca
romperá su palabra y jamás traicionará la confianza de los demás. Relaciona su
dignidad con la Confianza que inspira a los extraños y a los más íntimos
amigos.
SENSEI
(El Maestro)
Etimológicamente “Sensei” signjifica “el que ha vivido antes
(Sen=antes;sei=vida).
En los conceptos que hemos explicado antes a menudo he mencionado al “Guía” o
al “Maestro. Pero, ¿Quién es esa mítica persona? ¿de dónde procede? ¿cómo
podemos reconocerlo y dónde podemos encontrarlo?
Podría ser peligroso responder todas estas preguntas de un modo demasiado
general. Como este libro apunta bastantes veces, un verdadero Maestro es difícil
de encontrar.
En el camino, es alguien cuya vida nos puede guiar. Cuando fue joven, alguien
le guió a través del camino en el que ahora nosotros estamos inmersos. Él
siguió ese camino hasta el final y después de superar miles de dificultades,
una a una, llegó al destino final: la iluminación (Satori), El “Do”. Miles de
millones de personas nunca parten en este viaje, millones lo intentan por una
jornada y abandonan y solo unos cuantos miles llegan al destino.
Este hombre está aún en el principio. Ha completado el círculo completo. Puede
mostrar a otros el camino; conoce todas las curvas, todos los peligros, pero él
no puede caminar por nosotros. Esto es por lo que él elige buenos caminantes
desde el comienzo, los viajeros que parecen estar preparados. A pesar de esta
criba inicial, sabe que muchos no seguirán por mucho tiempo. Muchos van
cargados con demasiado equipaje. La mayoría preferirán darse la vuelta a la
primera dificultad, antes que abandonar su equipaje. Es cierto que algunos
pasos serán tan estrechos que solo podrán atravesarlos si dejan atrás su ego.
Como todos los buenos guías que conocen el camino y sus dificultades, el
Maestro dirigirá el paso adecuado. Cuando sea necesario saltar para atravesar
un precipicio, nos lo aconsejará, nos dará ánimos y hasta nos ofrecerá una
mano, pero no podrá saltar por aquellos que están aterrorizados y se verá
forzado a dejarlos atrás y seguir adelante con lo que sí han pasado.
Su recorrido por el camino les ha hecho descubrir el mundo en su totalidad.
Ahora puede mostrarnos cada detalle del camino, y reemplazarlo, para nosotros,
en un contexto global. Esto es conocimiento.
Pero seamos honestos. ¿Merecemos un Maestro así? Quiero decir, ¿estamos
preparados para seguir a un hombre así? Muchos esperan que un Maestro les de el
“Conocimiento”, mientras están sentados y lo miran con los ojos muy abiertos.
¿Cuántos están dispuestos a hacer lo necesario para seguir a este Maestro una
jornada, más allá de las dificultades que podamos imaginar? En general, alguien que busca un Guía así está dentro de una crisis y está en
una encrucijada en su vida. Está deprimido, frustrado, no cree en nada; vaga,
desilusionado y desesperado.
Es cierto que esto ofrece un campo extremadamente fértil para enseñanzas
esotéricas. Su mente, aun agitada por el shock de su propia duda, es un campo
perdido ideal para que broten las semillas del conocimiento bajo excelentes
condiciones. Este hombre, si nunca encuentra un Maestro, estará agradecido de
intercambiar su sufrimiento insustancial por los dolores de una educación
esotérica, en el que cada angustia le acercaría un poco más a la verdad.
Pero muchos otros, que son relativamente felices, que están profundamente
apegados a sus parejas o a su tierra, cuya profesión les satisface plenamente
¿dónde pueden encontrar motivaciones para buscar a una Maestro? Y la mayoría de nosotros tenemos el guía que merecemos: un hombre como tú, pero
cuya edad, grado, experiencia y atributos físicos y técnicos son mayores que
los nuestros. Después de unos años junto a él, el aspecto técnico ha mejorado.
Nos encontramos cercanos a él, con la misma perspectiva aprehensiva sobre lo
desconocido. Los años de experiencia extra del Guía, no pueden llevarnos más
lejos, porque él tampoco conoce el camino. Él lo hace con viajeros guía en los
tramos que conoce, y por ello, merece nuestra estima. Puede indicarnos un guía
más experimentado para los viajeros que quieren continuar, si conoce alguno, o
quizás el está buscando uno para sí mismo. Pero, ¿qué pasa con aquellos que se
estancaron a mitad de camino, sin nadie que les guíe más allá? Un pequeño
número decidirá continuar solos, sin un guía. Por ello su coraje es de admirar,
pero tienen pocas posibilidades de llegar al destino. Otros irán buscando el
guía ideal, ese raro pájaro bajo cuyas alas tampoco saben a dónde les permitirá
llegar.
Pero la mayoría de ellos, realmente, no quieren ir más allá. Es un buen punto,
se asientan. Harán pequeños viajes, con diferentes guías, alrededor del punto
en que se han parado, buscando un guía. Sin embargo, hay un importante punto que no debemos olvidar. Todos aquellos que
se sumergen en una disciplina marcial un día, hicieron un esfuerzo fundamental:
partieron. Viajaron un corto camino hacia el Dô. Y aunque no lo han alcanzado
aún, al menos están más cerca. La primera parte del camino no ha estado exenta
de dificultades, pero han constituido una enriquecedora experiencia. Incluso
sin un guía ellos podrán continuar su progreso.
Ellos, podrían hacer lentos progresos, pero el entrenamiento constante preparará
el terreno para que si en alguna ocasión encuentran una profunda verdad, deje
una profunda marca en su mentes. Entre esos momentos, continuarán desarrollando
las enseñanzas del Budô, satisfaciendo sus anhelos de perfección antes de
morir.
Las enseñanzas que se enfatizan a través de la práctica sincera del Budô pueden
ser resumidas en la práctica de Gojô, los cinco preceptos.