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martes, 9 de abril de 2013

Aquel que tiene Shin nunca romperá su palabra y jamás traicionará la confianza de los demás. Relaciona su dignidad con la Confianza que inspira a los extraños y a los más íntimos amigos.



SENSEI (El Maestro)



Etimológicamente “Sensei” signjifica “el que ha vivido antes (Sen=antes;sei=vida). 

     En los conceptos que hemos explicado antes a menudo he mencionado al “Guía” o al “Maestro. Pero, ¿Quién es esa mítica persona? ¿de dónde procede? ¿cómo podemos reconocerlo y dónde podemos encontrarlo?
Podría ser peligroso responder todas estas preguntas de un modo demasiado general. Como este libro apunta bastantes veces, un verdadero Maestro es difícil de encontrar.
En el camino, es alguien cuya vida nos puede guiar. Cuando fue joven, alguien le guió a través del camino en el que ahora nosotros estamos inmersos. Él siguió ese camino hasta el final y después de superar miles de dificultades, una a una, llegó al destino final: la iluminación (Satori), El “Do”. Miles de millones de personas nunca parten en este viaje, millones lo intentan por una jornada y abandonan y solo unos cuantos miles llegan al destino.

     Este hombre está aún en el principio. Ha completado el círculo completo. Puede mostrar a otros el camino; conoce todas las curvas, todos los peligros, pero él no puede caminar por nosotros. Esto es por lo que él elige buenos caminantes desde el comienzo, los viajeros que parecen estar preparados. A pesar de esta criba inicial, sabe que muchos no seguirán por mucho tiempo. Muchos van cargados con demasiado equipaje. La mayoría preferirán darse la vuelta a la primera dificultad, antes que abandonar su equipaje. Es cierto que algunos pasos serán tan estrechos que solo podrán atravesarlos si dejan atrás su ego.

     Como todos los buenos guías que conocen el camino y sus dificultades, el Maestro dirigirá el paso adecuado. Cuando sea necesario saltar para atravesar un precipicio, nos lo aconsejará, nos dará ánimos y hasta nos ofrecerá una mano, pero no podrá saltar por aquellos que están aterrorizados y se verá forzado a dejarlos atrás y seguir adelante con lo que sí han pasado.

     Su recorrido por el camino les ha hecho descubrir el mundo en su totalidad. Ahora puede mostrarnos cada detalle del camino, y reemplazarlo, para nosotros, en un contexto global. Esto es conocimiento.
Pero seamos honestos. ¿Merecemos un Maestro así? Quiero decir, ¿estamos preparados para seguir a un hombre así? Muchos esperan que un Maestro les de el “Conocimiento”, mientras están sentados y lo miran con los ojos muy abiertos. ¿Cuántos están dispuestos a hacer lo necesario para seguir a este Maestro una jornada, más allá de las dificultades que podamos imaginar?  En general, alguien que busca un Guía así está dentro de una crisis y está en una encrucijada en su vida. Está deprimido, frustrado, no cree en nada; vaga, desilusionado y desesperado.

     Es cierto que esto ofrece un campo extremadamente fértil para enseñanzas esotéricas. Su mente, aun agitada por el shock de su propia duda, es un campo perdido ideal para que broten las semillas del conocimiento bajo excelentes condiciones. Este hombre, si nunca encuentra un Maestro, estará agradecido de intercambiar su sufrimiento insustancial por los dolores de una educación esotérica, en el que cada angustia le acercaría un poco más a la verdad.

     Pero muchos otros, que son relativamente felices, que están profundamente apegados a sus parejas o a su tierra, cuya profesión les satisface plenamente ¿dónde pueden encontrar motivaciones para buscar a una Maestro? Y la mayoría de nosotros tenemos el guía que merecemos: un hombre como tú, pero cuya edad, grado, experiencia y atributos físicos y técnicos son mayores que los nuestros. Después de unos años junto a él, el aspecto técnico ha mejorado. Nos encontramos cercanos a él, con la misma perspectiva aprehensiva sobre lo desconocido. Los años de experiencia extra del Guía, no pueden llevarnos más lejos, porque él tampoco conoce el camino. Él lo hace con viajeros guía en los tramos que conoce, y por ello, merece nuestra estima. Puede indicarnos un guía más experimentado para los viajeros que quieren continuar, si conoce alguno, o quizás el está buscando uno para sí mismo. Pero, ¿qué pasa con aquellos que se estancaron a mitad de camino, sin nadie que les guíe más allá? Un pequeño número decidirá continuar solos, sin un guía. Por ello su coraje es de admirar, pero tienen pocas posibilidades de llegar al destino. Otros irán buscando el guía ideal, ese raro pájaro bajo cuyas alas tampoco saben a dónde les permitirá llegar.

     Pero la mayoría de ellos, realmente, no quieren ir más allá. Es un buen punto, se asientan. Harán pequeños viajes, con diferentes guías, alrededor del punto en que se han parado, buscando un guía. Sin embargo, hay un importante punto que no debemos olvidar. Todos aquellos que se sumergen en una disciplina marcial un día, hicieron un esfuerzo fundamental: partieron. Viajaron un corto camino hacia el Dô. Y aunque no lo han alcanzado aún, al menos están más cerca. La primera parte del camino no ha estado exenta de dificultades, pero han constituido una enriquecedora experiencia. Incluso sin un guía ellos podrán continuar su progreso.

     Ellos, podrían hacer lentos progresos, pero el entrenamiento constante preparará el terreno para que si en alguna ocasión encuentran una profunda verdad, deje una profunda marca en su mentes. Entre esos momentos, continuarán desarrollando las enseñanzas del Budô, satisfaciendo sus anhelos de perfección antes de morir.
Las enseñanzas que se enfatizan a través de la práctica sincera del Budô pueden ser resumidas en la práctica de Gojô, los cinco preceptos.